Murió Marco Aurelio García, un asesor clave de Lula y Dilma
Fue un pieza esencial en la política regional y exterior de Brasil.
Marco
Aurelio García, el influyente asesor internacional de los gobiernos de
Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff, murió ayer a los 76 años a
causa de un infarto. “El profesor”, como se lo conocía, fue una pieza
clave en la política exterior de Brasil y un articulador con países de
América Latina.Desde hace años sufría de problemas cardíacos,
pero en 2013 se agravaron y llevaron a sus médicos a realizarle una
delicada operación de corazón que incluyó la implantación de stent.
Desde muy joven se vinculó con la política a través de agrupaciones comunistas que dominaban los centros universitarios de Porto Alegre, ciudad en la que había nacido. En la década del 60, cuando la dictadura se apoderó del poder en Brasil, se exilió en Francia. Su periplo de exilio continuó por Uruguay, Chile, Argentina y México. Recién en 1979, cuando comenzó la apertura política en Brasil, pudo regresar definitivamente.
A partir de allí se involucró activamente en la efervescencia de la vida política brasileña. Junto a Lula fundó el Partido de los Trabajadores (PT) y promovió el Foro de San Pablo, que congregó a organizaciones de izquierda de América Latina.
Historiador respetado, tenía también un título en Filosofía y otro en Derecho. Fue profesor de la Universidad Estatal de Campinas, de la Universidad de Chile y de la Université Paris VIII, entre otras.
Durante el gobierno de Lula se lo conocía como “el canciller en la sombra”. El sostenía que sólo era “un colaborador”. Pero lo cierto era que ejercía una fuerte influencia sobre los líderes regionales gracias a la amistad que había entablado con ellos a lo largo de su militancia.
Fue el principal promotor de la Unasur, y un fuerte impulsor de la idea de los BRICS, la integración de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Siempre defendió la acción de dirigentes regionales como Hugo Chávez. Inclusive luego hizo lo mismo con el gobierno de Nicolás Maduro, a pesar de la crisis económica, social y política que vive Venezuela.
Desde muy joven se vinculó con la política a través de agrupaciones comunistas que dominaban los centros universitarios de Porto Alegre, ciudad en la que había nacido. En la década del 60, cuando la dictadura se apoderó del poder en Brasil, se exilió en Francia. Su periplo de exilio continuó por Uruguay, Chile, Argentina y México. Recién en 1979, cuando comenzó la apertura política en Brasil, pudo regresar definitivamente.
A partir de allí se involucró activamente en la efervescencia de la vida política brasileña. Junto a Lula fundó el Partido de los Trabajadores (PT) y promovió el Foro de San Pablo, que congregó a organizaciones de izquierda de América Latina.
Historiador respetado, tenía también un título en Filosofía y otro en Derecho. Fue profesor de la Universidad Estatal de Campinas, de la Universidad de Chile y de la Université Paris VIII, entre otras.
Durante el gobierno de Lula se lo conocía como “el canciller en la sombra”. El sostenía que sólo era “un colaborador”. Pero lo cierto era que ejercía una fuerte influencia sobre los líderes regionales gracias a la amistad que había entablado con ellos a lo largo de su militancia.
Fue el principal promotor de la Unasur, y un fuerte impulsor de la idea de los BRICS, la integración de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Siempre defendió la acción de dirigentes regionales como Hugo Chávez. Inclusive luego hizo lo mismo con el gobierno de Nicolás Maduro, a pesar de la crisis económica, social y política que vive Venezuela.
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